Bio
Es poeta, narradora y gestora cultural. Si bien publicó su primer poemario a inicios de los noventa, a partir del 2000 se intensificó su producción literaria, tanto en poesía como narrativa. Siendo hija de padre migrante chino y madre tusán, su escritura aborda con frecuencia temas muy relacionados a aspectos biográficos, como la identidad, la migración y el viaje. Su mayor preocupación ha sido dar a conocer la literatura de la diáspora asiática (tanto china como japonesa), además de resaltar la producción de autores del norte del país. Desde muy pequeña tuvo contacto con la lusofonía por sus visitas constantes a Macau, donde vivió su padre por 25 años, hecho que también se refleja en su obra.
Estudió varios años Derecho y Ciencias políticas en la Universidad de Lima. Durante este periodo viajó con una beca de la American Field Service (AFS) a Oeschingen, al sur de Alemania. Ganó los juegos florales de la Universidad de Lima con el conjunto de poemas “Confesiones de mi tierra caliente”. Cursó estudios de Literatura y Humanidades en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Estudió en la Facultad de Romanística en la Universidad de Stuttgart y luego se trasladó a a Tuebingen y Friburgo, donde profundizó en su interés por la sinología, la filosofía y la teología. Llevó varios cursos de religiones comparadas, especialmente las coordenadas que construyen lazos entre el budismo y el cristianismo.
Estudió un semestre en la Universidad de Macau, asistiendo a varios cursos de literatura inglesa. Se mudó a Macau con su padre y lo apoyó en el proyecto organizativo de la Fundación Wong Yeng Kuan, fundación que se ha venido encargando de fomentar la lectura y la cultura a través de bibliotecas públicas. En 2004 se mudó a Buenos Aires, Argentina, y tuvo una constante producción con editoriales independientes y pequeñas. A partir de 2006, coorganizó el Perú Ba. Festival de artes y expresiones culturales peruanas en la capital argentina. Desde el 2010 hasta el 2020, coorganizó el Festival de Poesía en Chepén Chepén. Sus textos han sido publicados en diferentes medios virtuales, revistas de poesía y medios especializados. Formó parte de la comisión peruana invitada a Filbo 2014.
Fue invitada al Hay Festival de Arequipa en el 2016. Participó en diferentes ferias de libro en Lima, Trujillo, Colombia, Costa Rica, Argentina, Chile, México y Portugal. Fue invitada por “La Tertulia”, asociación cultural en Colonia-Alemania, en varias ocasiones y por la RFI (Radio France) para presentar su libro en el programa de Jordi Batalle. Ha sido curadora de dos exposiciones fotográficas sobre la migración China en Perú y México. ( en 2012 y 2017). Colabora con el proyecto Tusanaje y Chinaarte.
Publicaciones
- Historia de una gorda (Trujillo: Editorial Libertad, 1992)
- Los últimos blues de Buddha (Lima: NoEvas editoras, 2000)
- Iguazú (Buenos Aires: Editorial Atril, 2005)
- Ladrón de codornices (Mendoza, Editorial Patagonia, 2007)
- Bi-rey-nato (Buenos Aires: Ed. El suri porfiado, 2009)
- Un salmón ciego (Lima: Borrador Editores, 2008)
- Bocetos para un cuadro de Familia (Novela corta) (Lima: Borrador Editores, 2008)
- Margarita no quiere crecer. (Cuentos) (Lima: Borrador Editores, 2010)
- Un pequeño bordado sobre la vergüenza. (Lima: Matalamanga Editores, 2011)
- Lectura de manos en Lisboa (Buenos Aires: Melón Editora, 2012 / Lima: Edita Tu , 2013)
- Doble Felicidad (Lima: Edita Tu, 2012)
- La desmineralización de los árboles (Lima: Paracaídas Editores, 2013)
- Los papeles rotos. Textos extraños (Guadalajara: Editora El viaje, 2014)
- Un vaso de leche fría para el rapsoda (Lima: Celacanto, 2014)
- Mongolia (Novela) (Lima: Animal de Invierno, 2015)
- Tequilaprayers (Lima: Paracaídas Editores, 2015)
- Pessoa por Wong (Lima: Hannan Harawi, 2017)
- Aquello que perdimos en la Arena (Lima: Peisa, 2019)
- Antología poética (1993-2019). Lima: Gafas moradas, 2020.
Su obra

Margarita no quiere crecer

Bi – rey – nato

Bocetos para un cuadro de familia

Tequilaprayers

Un salmón ciego

Mongolia

La desmineralización de los árboles

Aquello que perdimos en la arena

Lectura de manos en lisboa

SOPOR

Antología Poética

Un pequeño bordado sobre la vergüenza

Un vaso de leche fría para el rapsoda

Urbe enardecida Ubre enardecida

Pessoa por Wong
Sus textos
Artes de toros
Ellos practicaban magia,
sabían que su sangre se confundiría
con los cuernos y vísceras de pulpos engendrados en Cádiz
Las mujeres bailamos en la plaza
Levantamos hacia el cielo el pubis
Las provincias españolas quedaron distantes
asentadas bajo las gotas del sacrificio animal
Despertaban con tambores lejanos al norte del Perú.
Pregonaban otro mar con fortaleza de piedra almíbar
Nunca estuvimos en medio del ruedo
No nos habían crecido cachos para defendernos del enemigo
Las ubres se llenaban de leche tibia
Y el sol se apiadaba de nuestros cuatro estómagos
Ellos rumiaban nuestro amancebamiento y al salir del redil sagrado
Conteníamos la respiración de seres apabullados
Los toros pisaban las flores
Sin saber
Que había vida en sus pétalos.
Confiaban
Que sus encéfalos seniles
Protegerían las estirpes jóvenes
Las terneras llenas de océano y gracia
habían agriado nuestra leche
Ya no éramos esas cuadrúpedas reproductoras
Desde su peso y enormes ojos vagabundos buscando un punto ciego.
Ellos pesaban tanto como un diluvio destructor de bosques
Nosotras nos ensanchamos como el camino que ellos humillaban
así sucedieron días y noches estirando la lengua
Hasta que alguna potra vecina rompió la tranca
Y todas acabamos saltando locas al mar
Nuestra domesticación había terminado.
Agua salada se llenaba de saliva almacenada por siglos
Alguna se percató en la conversión
Cuando la cabeza zambullida entre una ola y la luz de un faro
volvía al aire
palabras de anís y frío irrumpían en la superficie
Algo sucedía en esa heredad desconocida
La gran transformación de pieles y exigencias por alimento
Nuestra cola maternal espantando moscas
Mudó por un pelaje dorado color del sol
Nos volvimos verbo negro, nuestro peso disminuyó como espuma
del cáñamo.
No había estirpe, ni genealogía
Solo una sutura finísima
Cubría heridas de las ubres maltratadas, transparentes.
(las manos de los mercaderes de leche
estiraban los pezones hasta hacerlos sangrar enfermaron con artritis)
La leche era el río de una ciudad de miel y berenjena
Los libros se abrían en las páginas exactas donde el ojo de vaca leía
párrafo preciso para entender el camino hacia una iglesia
Un bebedero de agua dulce
O espacio donde el mundo interior era tan venerable como la mirada
Ninguna fue vista como un ser superior
Sino un cuerpo del que aprender. Todas éramos altar.
Sí, después vino ese huracán de marzo.
Se destruyó el litoral como lo conocían los toros hasta entonces
La misma naturaleza formó surcos y escuadras para protegernos
(de cualquier vendetta).
Supimos que el remanso y el silencio llegarían
Donde la pezuña no patea
Algunas ubres como la mía, quedaron heridas, a otras se las cortaron por completo.
Madrid 8 de marzo del 2020.
En Biblioteca virtual del Colectivo Tusanaje
Los caminos de Dios en Berlín
Poco tienen que ver con la noche en Damasco
Con la llamarada olímpica que enaltece la concordia
El zapateo roto baila sobre caminos de azafrán
Una falda roja, una niña herida
El tambor y el líquido ocular rompen las ventanas
Un cráneo disparado por niños ciegos
Bombardeo vespertino
Un sermón incomprensible cae de la montaña
los pasos húmedos
Pero allí vomita un muchacho sirio
abraza a una manta violácea
similar a la humildad de los arroces derramados
Los sonidos sordos
Y los huesos inmunes de los vigilantes
No hay belleza en esa caridad asustada
Dame todo grita con cada bengala el Satán invocado
Entrégate a mis limbos, río, ecuaciones
Tú acaricias la cabeza enrulada del chico que pronuncia en alemán
Guten Rutsch
tus dedos viajan sobre estepas, las casas destruidas titilan en sus ojos ebrios
Gib mir deine Hand, deme una mano
revienta algo muy sonoro en la pared. No es la guerra. Es placer :
Dos ancianos hacen el amor mientras una chica se desviste.
En El vuelo más largo. Antología de poesía hispanoamericana
(Ángeles de papel, 2020)
Para Norah: quien vive en Holanda,
No sé qué hora es en Holanda, Norah….
si pienso en Holanda desde Berlín, me parece un pájaro lejano,
la gente habla como un relámpago, come pan mojado en leche
En Berlín hablamos cual ángel jugando con mandarinas viejas
Escucha un acento orgulloso, prejuicios condimentados con ajo
En Berlín, no conozco a Nadie que hable holandés.
Me dicen que la noche es épica y griega
Porque aparecen todos los centauros y cíclopes alados
Orpheu besa a un pandillero
Y los empleados sirios entonan alabanzas en los baños
Orpheu alemán vive en las esquinas más sucias
Mientras las ratas se convierten en motociclistas
Apagan la luz
Acarician sus propias barrigas y cuerpos grasosos.
Una mujer muerta (quizás es mi madre) canta,
donde está ella ahora aprendió a quererme
La que me trajo al mundo no comprendió mis movimientos
Tampoco habló de Holanda
esa mujer temía a los alemanes/
Mis poemas eran objetos extraños
Como manzanas nórdicas… quizás
Palabras que deseaba olvidar…
¿por qué mamá? le pregunté
¿qué hay en el cielo de Berlín que te incomoda?
En Holanda tienen prejuicios contra el idioma de Berlín
El tiempo insatisfecho busca una góndola
No he limpiado mi nariz para ver el futuro
El cielo en Berlín escupe ráfagas de cromo
No es azul, ni gris, ni celeste, es invernal
Es un cielo alemán
Escribo un poema para Norah que está en Holanda
Ella intenta deshacer la purpurina de los nombres
Los trenes le susurran el terror de un puente caìdo
Y Norah dormita en el qué hacer de los molinos
Pero aquí en Berlín, no hay ninfas, ni ruedas de agua
Sólo ángeles enloquecidos nos invitan a llorar a sus espaldas
tocan instrumentos construidos con material de desecho
Entenderías Norah que Orpheu
No es un traductor, ha perdido su patria y su barco.
Por eso lloré tanto cuando oí lo que decías
Reventó en el ojo izquierdo de la piedra
nadie comprendería tus sonidos
este es Berlín, Norah donde Orpheu aprieta los labios
y ejecuta sus venganzas.
(inédito)
Deméter quema a su nieto
Han muerto mi sobrino mayor y mi madre, uno por amor y la otra por vejez. A medida que sus siluetas vienen a la vigilia como un soplo aligerado, casi un esbozo; advierto que una mosca vuela sobre el árbol de sangre.
Han llegado a su fin 94 setiembres y 38 eneros con sus cactus, como una pincelada de tinta china. El vuelo del dragón ha terminado. El cerdo ha comido suficiente.
¿Has visto esos calígrafos perfectos en su maestría con el pincel chino? Así se pintan dos vidas que se acercan, se unen, se transforman y luego se desenlazan. Círculos que levemente rozan el principio y el final.
Él se fue primero. Ella después.
Cada verano busca un sacrificio para la agricultura.
Imagino la mansedumbre de ambos al caminar de la mano por alguna calle del mundo, mi sobrino tiene sus botas de vaquero puestas y ella lo aprieta con sus huesos usados, como intentó apretar a su padre. Era la mujer que luchaba contra los vientos del desierto.
Su padre no soportó que lo sostuvieran con tal fortaleza. El hijo ha de huir de la madre, es la ley del devenir vital. En cambio, el nieto sí, se deja quemar en el ritual de los ciclos equinocciales, camina haciendo ruido con los tacos de madera de sus botas estilo cow boy, en cada paso acepta su destino: “te obedeceré, abuela, estoy caminando a tu lado”.
En mis archivos constato 28 caras de Word comenzadas, 20 intentan representar la muerte de mi sobrino y 8 llevan líneas aproximándose al paisaje que emergió desde la muerte de mi madre. Ninguna alcanza ni la mitad de la página. Comienzan de forma distinta, en unas el narrador diegético atestigua. En otras he copiado párrafos de Faulkner. Faulkner tuvo el don para describir a los negros y la desgracia. Ha existido un momento en que los negros y la desgracia eran sinónimos. Mi Sobrino era nieto de negros y de chinos.
Zaña.
Zaña queda a casi 40 minutos de las ruinas de Lurifico. Pero no hay transporte directo. Las viejas paredes de Zaña están más conservadas que el castillo de Lurifico. Para ir a Zaña debes ir primero a Reque, trasbordar.
Un negro no es un negro.
Hoy, al amanecer, le regalé una botella de pisco de buena cepa a una brasilera, ella movía sus caderas anchas con mucho swing. Ya quisiera moverme a su ritmo, que la música invada las estrellas apagadas de mi cuerpo. Pensé en mi sobrino antes de ser sacrificado por la ternura de la abuela. Él también descubrió las cucharas brasileras titilando absurdas contra los vidrios.
Mi madre le lavaba la cara y lo llevaba a los campos, le hablaba de los sembríos. Aquí sembraremos arroz, aquí el maíz, aquí el loc tao, el frejol bayo. No, no hubo trigo, no se pudo cumplir el ritual como Deméter.
La mujer brasilera toma el pisco de pico de botella, es elíxir y ensimismada muestra el placer que el aguardiente estimula. Brindamos por la muerte y la vida. La mujer toma otro sorbo del pico de botella. Mi sobrino se enamoró del verde de Brasil. Es ardiente el alcohol que pasa por el esófago y quema la sangre de los dioses. Mi madre, esté donde esté… sueña con una cosecha estupenda.
En El vuelo más largo. Antología de poesía hispanoamericana
(Ángeles de papel, 2020)
Vuelo nocturno del oso panda brasilero
(porque no hay pandas en Brasil)
Sueño con osos.
La última y la única vez que vi a un oso, era un panda de verdad.
Esa manía de asociar a los pandas con China y el Bambú,
este oso estaba loco.
Lo tenían resguardado en ese zoológico de Alemania.
No lo vi tierno, ni me dio gracia, ni pena
El zoológico no sólo es una jaula horripilante
Sino un lugar de masturbación silenciosa para niños
¿Por qué los padres llevan a los niños a ver seres imposibles?
Debe ser terrible ser animal, pero pensar como humano
Lo peor es que la gente ni siquiera lo intuye,
Creen que los pandas, los camellos y
Los elefantes son seres vertebrados que disfrutan
al dar vueltas en un espacio reducido
mientras miles de caritas felices les tiran maíz envenenado
Ese oso panda estaba enloquecido
había roto una puerta, en lugar de masticar el bambú lo miraba con rabia
Si no hubiese un vidrio protector se hubiera tirado encima de los niños curiosos.
Ese mismo año en que vi al oso muy enojado empujar la puerta
Y destruir todo lo que había en su corral
Tomé un vuelo a nueva york
Y te vi encerrado en una ciudad que vibraba como trasbordador espacial
La gente de nueva york es distinta a toda la gente del planeta
Tú estabas allí sentado en una veredita…
Verte allí comiéndote las uñas me dio una sensación parecida cuando vi al oso panda gruñir enfurecido.
(Publicado en Santa Rabia Magazine)