Bio
Sus textos
¡Ay, Niña Caramanduca!
María tiene en los labios un dulce canto de nana
y en las manos dos palillos que tejen alas de plata
¡Ay, niña caramanduca! ¡Ay, mi negrita valiente!
calla esa boquita de maní, cierra ese ojito de almendra
Con pedernal y azabache la frente te voy a sobar,
para que nadie te robe la voluntad de luchar
Duerme ñizca de chancaca, duerme mi ajonjolí,
con tus alas filigrana serás estrella fulgente.
Serás agua de candela, serás tierra de vendaval.
Te estoy tejiendo dos alas, dos alas de libertad.
Duerme, duerme, duerme
Juanito Pejerrey
Hoy les contaré el cuento
de Juanito Pejerrey
que perdió espina y escama
por ser muy desobediente
A Juanito Pejerrey
su madre mandó un recado:
tu abuelita está enferma
y ayer no probó bocado
Llévale esta panetela,
hazlo con mucho cuidado,
y el pejerrey prometió
cumplir rápido el mandado
En la playa de Agua Dulce
nadaba el Gran Tiburón
con su gorrita de lana
y su truza de cartón
Harto el Tiburón
de comer siempre pescado,
por el plato de la abuela
su gran reino le ofreció
Un palacio de coral
minas de perlas rosadas
una carroza enjaezada
con caballitos de mar
Una capa de terciopelo
un trono de concha y nácar
y la corona real
que a Juanito le hace falta
Juanito Pejerrey,
abrió la cesta de yuyos
y le dio al Gran Tiburón
el manjar que no era suyo
Largo hilo con anzuelo
bajó del cielo al momento,
lo enganchó de las agallas
y aquí se acabó este cuento
La Mazamorra Morada
La Mazamorra Morada
se lava con jabón la cara,
se echa polvos de canela
y sale para la escuela
Temprano por la mañana
camina por la alameda
cruza al puente de madera
que está sobre el río que habla
¡Mazamorra, mazamorra!
¿Quién te pintó linda tez,
tan oscura y delicada?
preguntan las cañas bravas
La Mazamorra Morada,
sin detenerse contesta:
tengo una antigua receta
en mi mochila guardada
Negro Gato Malatinta
Negro Gato Malatinta
del Perú viajó hasta Angola
a visitar a su abuela
que vive en una casona
Primero se fue al Brasil
nunca aprendió portugués
y el día del Carnaval
gastó su último real
En la noche sintió hambre
pidió una feijoada,
como no tenía dinero
le sirvieron pan con nada
Finalmente llegó el barco
que lo llevaría a Angola
a visitar a su abuela
que vive en una casona
En el puente de abordaje
buscó el ticket rosado
que lo tenía guardado
en la suela de un zapato
Como tenía cuatro
uno para cada pie
demoró en encontrarlo
y el barco zarpó sin él
Negro Gato Malatinta
se fue nadando hasta Angola
a visitar a su abuela
que vive en una casona
llegó una vida después,
de regalo le llevaba
una cinta anaranjada
y un corazón de papel
Fragmentos de Malambo (2001)
“En la orilla equivocada, cerca de los corrales del ganado y las tierras de cultivo, y en las faldas del cerro San Cristóbal surgen las casuchas miserables del Arrabal de San Lázaro, y las aguas del Rímac les repiten a las tsacuaras esos relatos que el viento pasea por los maizales y los campos de algodón. Suave llega el susurro a los sembrados de lúcumas y se mece entre los chirimoyos y el pacayal. Aunque tengan la apariencia mansa, esas aguas saben desbordarse a gritos. (…) En Malambo, el Rímac se codea orondo entre libertos, cimarrones y esclavos de mala entrada que lo escuchan desconfiados pero que, al enterarse de lo que cuenta, le van aprendiendo las mañas del habla. Porque a veces el río se hace el remolón. Haraganeando se detiene a conversar en las acequias y los charcos”. (11-12)
“A lo lejos ya pregoneaban las champuceras y mazamorreras. Dentro de unos instantes, empezaría el pregón que se oía exclusivamente en Malambo, a la hora cuando se amansan las tareas en las chacras vecinas y los peones secretean vedándose la boca con media mano, no sea que al Rímac le diera por informar lo que ofertaban: Melón dulce, casera, naranjiiitas, peros, peritos más ricos que la miel, sandías; en voz baja, caserita, traigo de lo mejor, cómpreme usted, puros frutos hurtados al descuido de los caporales de las haciendas”. (130).